TEMPLARIOS EN ESPAÑA.- EL DOCTOR D. ALFONSO SÁNCHEZ HERMOSILLA, UNO DE LOS MÁXIMOS ESTUDIOSOS DE LA SÁBANA SANTA CONCEDE UNA ENTREVISTA A LA MILICIA DEL TEMPLE.


jueves, 15 de febrero de 2018

EL DOCTOR D. ALFONSO SÁNCHEZ HERMOSILLA, UNO DE LOS MÁXIMOS ESTUDIOSOS DE LA SÁBANA SANTA CONCEDE UNA ENTREVISTA A LA MILICIA DEL TEMPLE.

La Orden del Temple custodió la Sábana Santa durante más de un siglo, “no hay ningún dato objetico en contra” de esta hipótesis.

Así lo afirma Alfonso Sánchez Hermosilla, forense del Instituto de Medicina Legal de Murcia,  miembro del Centro Español de Sindonología e investigador sobre temas relacionados con la sindonología como director del EDICES (Equipo de Investigación del Centro Español de Sindonología, en la entrevista concedida a la Militia Templi. Una hipótesis que ya formuló en 1978 la doctora Bárbara Frale al sacar a la luz documentos sobre el juicio a los templarios guardados en los Archivos del Vaticano y que corroboraban la teoría del historiador de Oxford Ian Wilson, que afirmaba que los templarios guardaron en secreto durante más de un siglo la llamada Sábana Santa o Síndone de Turín y que por tanto la Síndone fue custodiada por los caballeros templarios desde el saqueo de Constantinopla hasta la disolución de la orden en 1314.

Alfonso Sánchez Hermosilla nació en Cartagena en 1962, es licenciado en Medicina y Cirugía por la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia, experto en Antropología y Genética Forense por la Universidad de Granada, desempeñando su labor profesional como médico forense en el Instituto de Medicina Legal de Murcia, donde además es el Jefe de Sección de Clínica Forense. Director del EDICES (Equipo de Investigación del Centro Español de Sindonología), dependiente del Centro Español de Sindonología, ha publicado numerosos libros y artículos en diferentes medios, participado en jornadas y congresos, nacionales e internacionales, relacionados no sólo con su profesión, sino también con la Sindonología. Son de destacar sus libros titulados “El ADN de un Dios” o “Historia de la Agrupación del Santo Sudario de Cristo”, así como sus colaboraciones con la Revista Linteum. También es miembro del Comitato Scientifico del CIST, Centro Internacional de Sindonología de Turín.

JOAQUÍN SOCIAS: ¿Qué es la Síndone o Sábana Santa?

ALFONSO SÁNCHEZ HERMOSILLA: Es un objeto arqueológico que se conserva en la Catedral de Turín, (Italia), la tradición afirma que se utilizó para amortajar el cadáver de Jesús de Nazaret, y la investigación científica, cada vez muestra más datos a favor de que dicha afirmación pudiera ser correcta.

JS: La Síndone o Sabana Santa, la reliquia cristiana más antigua, fue descubierta en el VIII y reapareció en Francia en 1353. ¿Cuál es la importancia de esta reliquia para el cristianismo?

AS: Puede que mucha y puede que ninguna, yo no soy un Teólogo, pero desde mi ignorancia en estos temas, considero que la fe de cualquier cristiano no puede ni debe basarse en nada físico, en nada material, es algo que debe funcionar “a otro nivel”. En cualquier caso, las autoridades religiosas en ningún momento han afirmado de forma categórica que la Síndone sea la mortaja de Jesús de Nazaret, ni que deba recibir adoración, aunque si insta a los investigadores a afrontar su estudio con la mente abierta y basándose exclusivamente en el método científico.

JS: ¿Desde cuándo se tiene constancia de esta reliquia? ¿Dónde, cuándo y quién la descubrió?

AS: Hay grandes lagunas en el conocimiento de la trayectoria histórica de La Síndone, sobre todo durante los primeros siglos. En Europa “apareció”, sin dar pistas fiables sobre su origen en la población francesa de Lirey a mediados del siglo XIV, concretamente en el año 1353.


JS: ¿Qué sabemos del devenir de la Sábana Santa hasta que el caballero Goffredo di Charny la expuso como reliquia en la iglesia francesa de Lirey en el Siglo XIV?

AS: A partir de ese momento, la historia es bastante conocida, con pocas lagunas que cubren sólo algunos años, como por ejemplo durante su “ocultación” durante la Segunda Guerra Mundial para evitar que cayese en manos del ejército alemán.

De forma muy resumida, su historia en Europa puede sintetizarse del siguiente modo:

Se dispone de numerosos testimonios históricos fiables que sitúan la reliquia en Lirey, un pequeño pueblo perdido en la Champaña francesa, a mediados del siglo XIV, concretamente en el año 1353. No se sabe con certeza si era propiedad de Godofredo de Charny, o de su esposa Juana de Vergy, descendiente de Otón de la Roche. (Persona relacionada con la hipótesis de que la Síndone estuvo en Grecia antes de llegar a Francia).

Tras la muerte de Godofredo de Charny, en la batalla de Poitiers, en el año 1356, mientras escudaba con su cuerpo al rey de Francia, la reliquia se trasmite de mano en mano entre sus herederos, hasta que en el año 1418, ante los indicios de una guerra entre Borgoña y Francia, los canónigos de Lirey confían la Síndone a Margarita de Charny, la última descendiente de Godofredo, quien quedó viuda, sin recursos económicos, ni protección por lo que cedió la posesión de la reliquia a Luis II de Saboya.

En el año 1389, Pierre d´Arcis, obispo de Troyes, una población cercana a Lirey publicó un documento conocido como “Memorandum de Arcis”, dirigido al Papa de Avignon, en el que declaraba que la Síndone era un fraude y prohibía su veneración, algo que ya había dicho con anterioridad su predecesor Henri de Poitiers. Con posterioridad, el Papa lo desautorizó. De cualquier modo, la reliquia siguió siendo venerada. Desde este momento, la trayectoria histórica de la Síndone de Turín está bien documentada.

En el año 1453, la Síndone fue cedida al ducado de Saboya, concretamente, y como ya se ha mencionado, a la persona de Luis II de Saboya, a partir del año 1471, la reliquia se desplazo por varias ciudades europeas, entre ellas Vercelli, Turín, Evrea, Susa, Chambéry, Avigliana, Rívoli y Pinerolo, para finalmente, ser reubicada en Chambery (Francia).

Durante el año 1506, el Papa Julio II otorgó a la Síndone una celebración especial, aprobando una liturgia para la Santa Misa y el Oficio Divino, estableciendo el día 4 de mayo “Ineuco Crucis”.

En el año 1532, concretamente el día 4 de diciembre, la capilla que albergaba la reliquia sufrió un gran incendio que le dejó marcadas de forma permanente grandes quemaduras que afortunadamente no afectan demasiado a la imagen corporal, pero el lienzo se salvó “in extremis”.

En el año 1534, entre los días 16 de abril y dos de mayo, se restauraron los daños, de ello se encargaron las Hermanas Clarisas de Sainte-Claire-en-Ville, que colocaron parches de otro tejido diferente en los daños ocasionados por las quemaduras, además cosieron la reliquia a otro soporte textil, la tela de Holanda, para darle mayor solidez y durabilidad.

En el año 1535, la invasión de las tropas francesas hace necesario que la Síndone salga de Chambéry para ponerla a salvo. Durante los años siguientes viajó a Turín, Milán, Vercelli y Niza.

Durante el año 1578, los Saboya deciden trasladar su capital a Turín, y como no podía ser de otra manera, llevaron allí la reliquia. Además había otro motivo añadido, el Cardenal San Carlos Borromeo, después de que Milán sufriera una terrible plaga, ofreció peregrinar y orar ante la Síndone, pero su edad y precario estado de salud desaconsejaban que atravesase los Alpes, así que llevando la Síndone a Turín, se facilitaba la peregrinación del Cardenal.

En el año 1694 la Síndone es ubicada en la capilla que Guarino Guarini construyó entre la Catedral de San Juan Bautista y el Palacio Real de Turín. Desde entonces, con breves interrupciones, la reliquia se ha conservado allí. Por ejemplo, durante el siglo XX, para evitar que la Síndone cayese en manos de las tropas alemanas, o aún peor, se destruyese durante los avatares de la Segunda Guerra Mundial, el Papa Pío XII decide trasladarla temporalmente al santuario de Montevergine, en la Campania italiana, guardando en secreto el traslado.

En el año 1898 la Síndone fue fotografiada por Secondo Pia, abogado de Asti y fotógrafo aficionado pero de reconocido prestigio. Este hecho dio pie al inicio de la investigación científica de la Síndone.

En el año 1902, concretamente el día 21 de abril, el profesor de anatomía Yves Delage, conocido por su agnosticismo, presentó una ponencia en la Academia Francesa de las Ciencias defendiendo que la Síndone es médicamente convincente y que envolvió un autentico cuerpo humano que fue crucificado.

En septiembre de 1939, por motivos de seguridad, a causa del estallido de la Segunda Guerra Mundial, la Síndone es trasladada en secreto a la abadía benedictina de Montevigne en Italia. Volvió a Turín en el año 1946.

Entre los días 16 y 18 de junio de 1969, el Cardenal Fossali y su sucesor el Cardenal Pellegrino nombran una comisión de expertos para que examinen las condiciones en que se encontraba la Síndone.

Entre los días 8 al 13 de octubre de 1978, un grupo de veinticuatro científicos y especialistas americanos, integrados en el STURP (Shroud of Turin Research Project) realizó un exhaustivo examen científico de la Síndone, incluida la toma de muestras.

El día 5 de marzo de 1979, el STURP hizo públicos sus hallazgos.

Desde el año 1983, la Síndone de Turín es propiedad de la Santa Sede, tras su donación por Humberto II de Saboya al Papa. Antes de su donación, Humberto II autorizó varios estudios científicos, uno en el año 1969 y otro en el año 1973, pero el que más trascendencia tuvo en el ámbito científico fue la realizada en el año 1978 por un grupo de científicos estadounidenses llamada “Shroud of Turin Research Project” (STURP), cuya conclusión es que no se encontraron pruebas fiables que pudieran corroborar la hipótesis de que la reliquia fuese una falsificación.

En el año 1988, se realizó una datación radiométrica por el método de Carbono-14 de la reliquia, de ello se encargaron tres laboratorios independientes, la Escuela Politécnica de Zúrich, la Universidad de Oxford y la Universidad de Arizona. Los resultados los hizo públicos el cardenal Ballestrero de Turín, y posteriormente se publicaron en la revista Nature, la datación arrojó una horquilla entre los años 1260 y 1390. Este dato está en revisión y es objeto de investigaciones científicas.

De hecho, la Biblioteca Nacional de Budapest alberga el “Códice Pray”, el texto más antiguo conocido escrito en húngaro. Está datado entre los años 1192 y 1216, antes de la datación por radiocarbono, bajo el reinado de Bela III de Hungría, y que fue criado en Constantinopla. En dicho códice aparecen ilustraciones de la Síndone mostrando quemaduras anteriores al incendio de Chambery en el año 1532.

En el año 1997, la reliquia sufre un nuevo incendio el día 11 de abril, el tercero de que se tiene noticia, el primero tuvo lugar durante su estancia en Asia o en Constantinopla, sobre esta circunstancia no hay certeza absoluta, el segundo, como ya se ha mencionado, en Chambéry, y el tercero en Turín. El día 14 de abril de ese mismo año, se convoca urgentemente una comisión de expertos para analizar las condiciones en que estaba la Síndone y concluyó que el fuego no le había causado daño alguno.

Del último incendio en Turín se salvó también “in extremis”, gracias al celo de un grupo de bomberos que se vieron en la necesidad de romper el cristal blindado anti-balas que protegía la reliquia a base de golpear insistentemente la urna con un mazo de grandes proporciones.

Entre los meses de junio y julio de 2002, la reliquia fue restaurada por un equipo de expertos bajo la dirección de Mechthild Flury-Lemberg, conservadora del Museo Histórico de Berna (Suiza). Desde este momento, se tiene noticia de la información que albergaba la reliquia en su reverso, cubierta por una segunda tela a la que fue cosida por las hermanas Clarisas en el año 1534. Como hallazgos interesantes, puede mencionarse el hecho de que el patrón de cosido del orillo en uno de los lados de la reliquia es muy similar a los fragmentos de tela encontrados en la fortaleza judía de Masada, el palacio de invierno del rey Herodes. Además, el carbonato cálcico (polvo de piedra caliza) es similar en su composición de elementos traza al encontrado en las tumbas de Jerusalén.

A lo largo de la historia, se han realizado multitud de copias de la Síndone de Turín, algunas de ellas incluso eran santificadas por contacto con el original después de ser pintadas. Muchas de ellas aún se conservan en diferentes países.

JS: ¿Cuáles son las características de esta reliquia?

AS: La Síndone de Turín es un lienzo de lino de forma aproximadamente rectangular, sus dimensiones son 436 por 110 centímetros, y está tejido en sarga, también llamado “en espina de pescado”. Se conserva en la Catedral de Turín.

Al igual que el Sudario de Oviedo, presenta manchas de sangre humana del grupo AB, así como material biológico humano y no humano. Todos los vestigios descubiertos hasta la fecha son coherentes con lo que esperaría encontrar cualquier investigador desde la Medicina Forense, la Criminalística, la Antropología Física y Social, la Arqueología, y la Biología. Y además con concordantes, y a veces complementarios de los hallazgos que se han realizado con el Sudario de Oviedo. El estado actual de conocimientos científicos es compatible con la hipótesis de que ambos lienzos cubrieron el cadáver de la misma persona.

Pero a diferencia del Sudario de Oviedo, presenta en una de sus superficies la imagen frontal y dorsal de un ser humano de sexo masculino a tamaño natural. El estado actual de conocimientos científicos no dispone de una hipótesis aceptada por los investigadores sobre cuál fue el mecanismo que formó dicha imagen.

El vocablo Síndone en griego significa “pieza de tela que puede ser usada como lienzo fúnebre”.

JS: Arnaut Sabbatier, caballero francés de la Orden del Temple, compareció ante los inquisidores y les explicó cómo fue su ceremonia de ingreso en los templarios en 1287: como cualquier fraile hizo voto de pobreza, de obediencia y de castidad. Luego, sus superiores le llevaron a un lugar secreto, accesible solo a los hermanos de la Orden, le mostraron una larga tela de lino que mostraba la imagen de un hombre y le hicieron adorarlo, besándole tres veces los pies. Los inquisidores tomaron nota de la descripción, y años después la ha encontrado la historiadora Bárbara Frale, especialista en la Orden del Temple y trabajadora de los Archivos Vaticanos. “Este testimonio proviene de los documentos del proceso contra los templarios y es casi desconocido para los historiadores porque representa tan solo una gota en el mar para quien debe estudiar la intrincadísima red del gran complot lanzado en 1307 por el rey de Francia, Felipe IV el Hermoso”, escribió la doctora Frale en “L’Osservatore Romano”. Para Frale, el documento confirma una hipótesis que ya formuló en 1978 el historiador de Oxford Ian Wilson, que los templarios guardaron en secreto durante más de un siglo la llamada Sábana Santa o Síndone de Turín y que por tanto la Síndone fue custodiado por los caballeros templarios desde el saqueo de Constantinopla hasta la disolución de la orden en 1314. ¿Qué hay de cierto en esto?

AS: Es una hipótesis bastante aceptada y con un elevado grado de coherencia interna y externa. Indudablemente hay expertos que discrepan de la veracidad de esta hipótesis, pero en el momento de redactar estas líneas, no hay ningún dato objetivo en contra.

JS: De ser así ¿por qué mantuvieron los templarios oculta la reliquia?

AS: Hay muchos motivos, para empezar, de haberlo hecho público, tal vez se les habría exigido su devolución, pues la forma de adquirirla tal vez no fue del todo legal. En cualquier caso, se trataba probablemente de Simonía, es decir, adquirir con medios económicos algo sagrado. Por otra parte, el propio carácter “discreto”, por no decir secreto de la orden era más propio de mantenerlo en secreto al alcance de unas pocas personas de absoluta confianza que hacerlo público, y además un tercer motivo que se me ocurre es que lo que no se conoce no se roba, es triste, pero es así. Si nadie sabe que alguien tiene algo de valor, nadie intentará apropiárselo.

JS: La autenticidad de esta reliquia se ha puesto en duda en muchas ocasiones, así como otros estudios afirman demostrar su autenticidad ¿con cuál versión nos quedamos?

AS: Ante todo debe considerarse que para un Científico, no hay nada, absolutamente nada que se considere probado fuera de toda duda, algunos ejemplos: En la edad media, la comunidad científica sabía que la tierra era plana y además era el centro del sistema solar y del universo. En el siglo XIX la comunidad científica sabía que la materia era inmutable, hasta que Pierre y Marie Curie demostraron lo contrario.

El estado actual de conocimientos permite afirmar que los datos aportados por la investigación científica, de forma abrumadora, apuntan hacia la autenticidad de la Síndone, lo mismo puede decirse del Sudario de Oviedo, otro objeto arqueológico relacionado con la investigación sindónica.

Los pocos datos que parecen estar en contra de la hipótesis de su autenticidad (en cuanto a que no es una falsificación realizada por el ser humano, para empezar, en pleno siglo XXI no disponemos de tecnología para producir la imagen de la Síndone con todas sus características), son inconsistentes y en el momento de escribir estas líneas, están desautorizados por la mayor parte de la comunidad científica especializada.

JS: Como experto ¿qué podemos deducir al observar la reliquia?

AS: Para mí, lo más importante es que si la Síndone no es el lienzo con el que se envolvió el cadáver de Jesús de Nazaret, el auténtico, debe ser muy similar por no decir idéntico a éste. Podemos encontrar información de todo tipo, en gran parte, corrobora la narración evangélica de la captura, tortura, muerte y tratamiento del cadáver de Jesús de Nazaret, pero también aporta información novedosa, como por ejemplo que le arrancaron numerosos mechones de pelo de barba y bigote estando aún vivo, algo de lo que no teníamos noticia, pero que resulta coherente.

Otro dato para mí interesante es que no se observa, a pesar de haberlo buscado activamente, lo que en Medicina Forense se denominan “Signos de defensa y lucha”. El condenado no se defendió en ningún momento, y tampoco intentó minimizar en modo alguno las consecuencias de las lesiones que le estaban produciendo, y todo ello a pesar de que se trataba de un varón con una gran fortaleza física que podría haberse defendido bastante bien de sus agresores. Tal vez no habría cambiado su destino, pero algunas de las personas que tomaron parte en estos hechos habrían salido muy mal paradas del encuentro con el condenado si éste se hubiese defendido, y esa conducta había dejado huellas en su cuerpo, huellas que serían visibles en la Síndone.

JS: ¿Qué podemos afirmar hasta este momento sobre la autenticidad de la Sábana Santa?

AS: La gran mayoría de los investigadores está convencida de la autenticidad de la Síndone de Turín, sólo unos pocos se oponen argumentando datos desautorizados e inconsistentes que hace ya mucho tiempo, se demostró su falsedad o irrelevancia.

JS: La Iglesia católica no se ha pronunciado nunca de manera oficial sobre la autenticidad del sudario. En 1998, el papa Juan Pablo II declaró: “Dado que no es una cuestión de fe, la Iglesia no tiene competencia específica para pronunciarse sobre esas cuestiones. Ella confía a los científicos la tarea de continuar investigando, de manera que se puedan encontrar respuestas satisfactorias a las preguntas relacionadas con esta sábana, la cual, según la tradición, envolvió el cuerpo de nuestro Redentor después de haber sido bajado de la cruz. La Iglesia insta a que la Sábana Santa se estudie sin posiciones preestablecidas que den por descontado resultados que no son tales; ella los invita a actuar con libertad interior y respeto atento, tanto para la metodología científica como para la sensibilidad de los creyentes”. ¿Por qué cree que la Iglesia no se ha pronunciado nunca ante la reliquia conocida más importante de la cristiandad?

AS: Ignoro lo que pudo ocurrir en el pasado, no soy historiador, soy Médico Forense experto en Antropología y Genética Forense. Durante los siglos XX y XXI la Iglesia Católica mantiene una postura conservadora, prudente, y no se ha pronunciado, pero sí sigue con interés el resultado de las investigaciones.

JS: ¿Cuál es el último estudio realizado de la Sábana Santa? ¿Y sus conclusiones?

AS: En estos momentos, el equipo interdisciplinar e internacional de científicos que tengo el inmerecido honor de dirigir, denominado EDICES, Equipo de Investigación del Centro Español de Sindonología, tiene abiertas muchas líneas de investigación, sin haber cerrado de forma definitiva ninguna. La última que se ha hecho pública ha sido el descubrimiento del orificio de salida de la lesión ocasionada por la lanzada en el costado del condenado y que fue defendido en el último congreso de Paleopatología que tuvo lugar el año pasado, (2017).

JS: Señor Hermosilla, como experto en la materia, ¿cuál es su opinión sobre la veracidad de la reliquia?

AS: Yo estoy convencido de su autenticidad, de lo contrario, no malgastaría mi tiempo, ni mi dinero en esta investigación. Pues, debe usted saber que el EDICES no cuenta con financiación externa, los recursos económicos y materiales necesarios para la investigación son gestionados personalmente por los propios investigadores, en mi caso, con mi sueldo como Funcionario del Misterio de Justicia del Reino de España, al igual que otros muchos investigadores, y en otros casos, con sus pensiones de jubilación si ya no ejercen actividad profesional remunerada por causa de su edad.

Este objeto arqueológico no es una falsificación hecha por manos humanas, tiene una imagen que no sabemos cómo se ha producido, y eso despierta mi curiosidad como científico.

Y aunque se descubriese que no perteneció a Jesús de Nazaret, yo sigo queriendo saber cómo se formó esa imagen y por qué. Y todo ello sin contar con que la experiencia acumulada en esta investigación me permite ser más eficaz en mi trabajo cotidiano aportando información científica sobre crímenes que están siendo investigados hoy en día por la autoridad judicial.

Comments are closed.